EL PAN DE LA PALABRA




Martes, 19 de agosto de 2025. Mt 19, 23-30

PARA LOS HOMBRES ES IMPOSIBLE; PERO DIOS LO PUEDE TODO

 

La escena del encuentro de Jesús con el joven rico, y su negativa a seguir a seguir a Jesús por el camino de una mayor perfección, da ocasión a Jesús para decir a sus discípulos: "Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: Entonces, ¿quién puede salvarse? Jesús se les quedó mirando y les dijo: Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo". Jesús había propuesto al joven rico la pobreza voluntaria como un consejo para los que aspiren a la perfección, sobrentendiendo claramente que para salvarse no hace falta llegar a este extremo, sino que basta cumplir los mandamientos. Con todo, existe una pobreza a la que son llamados todos los que quieran alcanzar la vida eterna. Se trata de la pobreza de espíritu, es decir, el despego de las riquezas, no poner nuestro corazón en ellas. Esta pobreza afectiva es de precepto, mientras que la efectiva voluntaria es de consejo. Sin embargo, de hecho, ¡qué difícil es que la persona que abunda en riquezas tenga un corazón despegado ellas! Jesús muestra con toda claridad esta dificultad. Los discípulos, conocedores de que la mayor parte de los hombres están dominados por la sed de riquezas, manifiestan su admiración ante la enseñanza de Jesús. Éste les advierte que la naturaleza humana, abandonada a sus propias fuerzas, no puede superar los obstáculos que las riquezas ponen en el camino para la salvación, pero la gracia de Dios lo puede todo. Pedro, en nombre de los apóstoles, le dijo a Jesús: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?". Jesús anuncia a sus discípulos el premio singular que les está reservado. En general, hay que afirmar con toda verdad que el Señor no se deja ganar nunca en generosidad con aquellos que, de algún modo, permiten que Dios sea Dios en su existencia.  

 

Miércoles, 20 de agosto de 2025. Mt 20, 1-16

MUCHOS PRIMEROS SERÁN ÚLTIMOS Y MUCHOS ÚLTIMOS SERÁN PRIMEROS

 

El Evangelio que hemos proclamado ayer en la Eucaristía terminaba con esta sentencia de Jesús: "Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros". La parábola de los obreros de la viña, que hoy proclamamos en la Santa Misa, viene a ser como una explicación de dicha sentencia de Jesús. En efecto, Jesús dijo a sus discípulos: "El Reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana...Salió de nuevo hacia medio día y a media tarde...Salió al caer la tarde...Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros". A tenor de la parábola evangélica, el 'propietario' llama a los obreros a su viña a distintas horas de la jornada. Dios quiere que todos trabajemos en su viña. La misión de la Iglesia urge a todos y a cada uno de los bautizados. La edificación del 'Cuerpo de Cristo' nos incumbe a todos. Cada cual desde su propia vocación, ha de colaborar en el apostolado de la Iglesia. El dueño de la viña no excluye a nadie. En la Iglesia todos somos necesarios. Al terminar el día, el dueño de la viña dio orden a su administrador de pagar a los obreros, pero con esta particularidad, que había de comenzar por los que habían ido al trabajo a última hora y que les había de pagar un denario lo mismo que a los primeros. ¿Cómo entender esto? Jesús invitó en primer lugar a los judíos a entrar en el Reino, no solo por medio de su predicación, sino también por los antiguos patriarcas y profetas, que con su vida y enseñanzas venían preparando a aquel pueblo a recibir al Mesías y tomar parte en el Reino. El pueblo de Israel en general no aceptó esta invitación por su incredulidad. Llamó por último a los gentiles que aceptaron el mensaje de Jesús. De este modo se cumplen estas palabras de Jesús: "Así los últimos serán los primeros y los primeros últimos".   

 

Jueves, 21 de agosto de 2025. Mt 22, 1-5-8-14

EL REINO DE LOS CIELOS SE PARECE A UN REY QUE CELEBRABA LA BODA DE SU HIJO

 

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a lo convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda. Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos". En el Antiguo Testamento, la alianza de Dios con su pueblo se representa frecuentemente bajo la imagen de un matrimonio místico, que lleva consigo amor mutuo y fidelidad. La misma imagen aplican los autores del Nuevo a la alianza de Dios con la Iglesia fundada por Jesucristo. La unión de Cristo con su Iglesia es como la unión matrimonial entre el esposo y la esposa. Los convidados rechazaron la invitación. De una forma más apremiante, el rey volvió a mandar criados, porque los pormenores del banquete están ya preparados. Los invitados tampoco hacen caso a esta segunda llamada, unos se fueron a sus fincas, otros a sus negocios, y, lo que es más grave, los demás se apoderaron de los criados y, después de llenarlos de injurias, les mataron. El rey castigó a aquellos homicidas. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se lo merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. la sala del banquete se llenó de comensales". ¿Cuál es le mensaje de esta parábola? Los invitados una y otra vez al banquete de los bienes mesiánicos son los judíos, que no solo no obedecen y rechazan la invitación, sino que insultan, maltratan y aun dan muerte a los que Dios mandó predicarles. Ocuparán su puesto los pueblos gentiles. 

 

Viernes, 22 de agosto de 2025. Lc 1, 26-38

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA REINA

 

El Evangelio nos sitúa en la escena de la Anunciación (Lc 1,39-56). Este texto pone de relieve la presencia de Dios en María y la respuesta creyente de la que será Madre de Dios. La segunda lectura (1Cor 15, 20-27a) nos habla del triunfo de Dios sobre la muerte, por medio de Cristo resucitado. El misterio de María se expande y expresa del todo en su muerte y en su pascua, es decir por su Asunción en cuerpo y alma a los cielos. El concilio Vaticano II, al hablar de la Virgen María después de la Ascensión del Señor Jesús, nos dice: "Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores (cfAp 19,16) y vencedor del pecado y de la muerte" (LG. n.59). La Virgen María es realmente nuestra madre en el orden de la gracia (cf LG 61). "Pues asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor se cuida de los hermanos de sus Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada" (LG n.62). Encomendémonos, pues, diariamente a la protección nuestra Madre, asunta en cuerpo y alma a los cielos.   

 

Sábado, 23 de agosto de 2025. Mt 23, 1-12

"...ELLOS NO HACEN LO QUE DICEN"

 

Dirigiéndose a la gente y a sus discípulos, Jesús dijo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente...Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, y todos vosotros sois hermanos...El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido". Jesús no ataca la doctrina farisea en sí misma; se coloca entre el pueblo y sus jefes tradicionales para discutir la autoridad de los segundos sobre el primero. Jesús manda obedecer las enseñanzas de los escribas y fariseos; pero los critica, porque no son consecuentes. Existe un divorcio entre lo que enseñan y lo que hacen. Son realmente incoherentes. Además, todo lo que hacen es para que los vea la gente. Actúan por ambición y vanidad. Después de describir el comportamiento de los fariseos y escribas, Jesús presenta la comunidad cristiana como una fraternidad que tiene un Padre común. Los discípulos de Cristo son de verdad hermanos. Al culto de las altas dignidades del judaísmo se contrapone la fraternidad sin distinciones de los cristianos. Según esto, el más importante es el que más y mejor sirve. En la Iglesia no hay más ministerio que el del servicio. Para entender y vivir a fondo esta realidad, es imprescindible una conversión a la humildad y a la generosidad. El camino a seguir es siempre el emprendido por el mismo Jesús que no vino a ser servido, sino a servir y dar la vida en rescate por muchos. He aquí el culto en espíritu y en verdad (Jn.4).

 

Domingo 24 de agosto de 2025. Lc 13, 22-30

SE SENTARÁN A LA MESA EN EL REINO DE DIOS

 

Hoy es domingo, el día del Señor. Yendo Jesús de camino hacia Jerusalén, uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven? Jesús les dijo: Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán". La pregunta sobre el número de los que se salvan inquietaba a los judíos de entonces. Jesús no responde teóricamente a la pregunta. La respuesta es más bien práctica. Jesús aconseja la lucha y el esfuerzo para alcanzar la vida eterna. Es lo básico que tiene que decirnos a este respecto. Jesús no se detiene nunca en darnos cifras concretas. La dificultad de la salvación aparece descrita con la imagen de la puerta estrecha. Es necesario abrirnos a la gracia de Dios, para que con su ayuda respondamos diariamente a la llamada de Dios. Jesús sigue afirmando: "Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos; y él os replicará: No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados". La imagen de la puerta estrecha se cambia por la de la puerta cerrada, por donde ya no se puede entrar. La situación es la propia de una sala de un banquete, símbolo de la vida eterna. Los que están fuera son los judíos contemporáneos de Jesús. Él no reconoce a los que sólo hablan, pero no llevan una vida coherente con lo que creen. "Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos". Los judíos se pagaban de su descendencia de Abrahán, que ahora no les vale. En su lugar entrarán gentes de otras razas y culturas. Dios quiere que todos los hombres se salven. El Señor Jesús ha abierto la puerta de la salvación a todos los hombres. Por nuestra parte es necesario acoger el don de la salvación, mediante una vida de acuerdo con nuestra fe. En este sentido, los gentiles eran los últimos respecto al pueblo de Dios. Ahora los últimos son los judíos que no aceptan al Señor Jesús.   

 

Lunes, 25 de agosto de 2025. Mt 19, 16-22

"AY DE VOSOTROS....".

 

En aquel tiempo, "Jesús dijo: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la gehenna el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él". Jesús se dirige directamente a los escribas y fariseos. Las acusaciones de que consta este pasaje comienzan con la misma fórmula: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! (excepto Mt 23,16: ¡Ay de vosotros guías ciegos!). Con estas fórmulas tan duras, Jesús condena el proceder de los escribas y fariseos. La primera de las imprecaciones pone de manifiesto la dureza de su corazón que les impide abrir el Reino de Dios a todos. La segunda se refiere a las injusticias con las que pisotean la dignidad de los pobres. En la  tercera imprecación se alude al hecho de agobiar las conciencias de los sencillos. La cuarta es por creerse guías de los demás sin saber conducir hacia Dios su propia existencia. Varias veces reciben el apelativo de 'ciegos'. Su ceguera consiste en no saber distinguir lo importante de lo secundario. Esto adquiere una importancia , pues ellos tienen la misión de guiar al pueblo. Entre ellos lo secundario (el oro del santuario y la ofrenda) había suplantado lo principal (el mismo santuario, el altar). Además, los juramentos que obligan son, según ellos, los que se hacen sobre cosas que pueden reportarles algunos beneficios. Señor Jesús, que sigamos siempre el camino que tú nos señalas, porque es el que nos lleva a la salvación.

 

Martes, 26 de agosto de 2025. Mt 23, 23-26

"¡AY DE VOSOTROS, ESCRIBAS Y FARISEOS HIPÓCRITAS…

 

EL Evangelio de hoy recoge estas duras palabras de Jesús dirigidas a los escribas y fariseos: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros!". Jesús fustiga con dureza el vicio de la hipocresía presente en el comportamiento de los escribas y fariseos. Las palabras de Jesús son, a la vez que maldiciones por su perversa conducta, amenazas del castigo divino que les espera y última amonestación a convertirse de su vida pecaminosa. Los escribas y fariseos con su ejemplo, con sus enseñanzas y con sus amenazas, no sólo alejaban a la muchedumbre de Jesús y de su mensaje, sino que aun hacían imposible la observancia de la ley con sus inútiles e intolerables tradiciones. Por otro lado, los escribas y fariseos estaban animados de un gran espíritu de proselitismo y tenían como una honra muy grande el atraer a la religión judía a algún gentil. Jesús no condena el proselitismo en sí mismo, sino tal como la ejercitaban. Seguidamente, Jesús, se refiere a las promesas y votos hechos con juramento. Para dispensar a los que los habían hecho imprudentemente, los rabinos acudían a sutiles argucias sobre el modo como se habían formulado. Jesús rechaza enérgicamente semejante doctrina, declarando que los juramentos hechos por las criaturas, singularmente por el templo, por el altar, por el cielo, obligan a su cumplimiento, En efecto, Jesús sostiene: "Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él". 

 

Miércoles, 27 de agosto de 2025. Mt 23, 27-32

"...POR DENTRO ESTÁIS REPLETOS DE HIPOCRESÍA Y CRUELDAD".

 

En aquel tiempo, "Jesús dijo: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: Si hubiéramos vivido en tiempos de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!". El texto evangélico de hoy nos ofrece dos lamentaciones más sobre los escribas y fariseos. Jesús alude a la costumbre que tenían los habitantes de Jerusalén de blanquear los sepulcros todos los años cuando se acercaba la fiesta de la Pascua. Aquella blancura de que quedaban revestidas las sepulturas con el baño de la cal no impedía que debajo de aquellas losas no hubiera más que huesos descarnados y podredumbre. Semejantes a estas sepulturas eran los escribas y fariseos. Por fuera aparentaban ser escrupulosos observantes de la ley, pero por dentro estaban llenos de pecados y corrupción moral. La sexta acusación está vinculada con la anterior mediante la expresión de 'lo de dentro' y 'lo de fuera'. De este modo, las prácticas puramente externas de los fariseos, que limpian tan solo lo de fuera, son un fiel reflejo de su vivencia  interior. Si nos acercamos a la historia del pueblo de Israel, comprobaremos que con frecuencia sus habitantes no aceptaban el mensaje de los profetas que Dios les enviaba. Los persiguieron y mataron a algunos. Aunque los contemporáneos de Jesús reprenden con sus palabras la conducta de sus antepasados con los profetas, en su interior guardan una disposición de ánimo igual y aun peor que la de ellos. Señor Jesús, danos la gracia de ser coherentes. Que en nuestra vida vaya disminuyendo la distancia entre lo que decimos y hacemos. 

 

Jueves, 28 de agosto de 2025. Mt 24, 42-51

ESTAD EN VELA

 

Jesús comienza diciendo a sus discípulos: "Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así...". Jesús manda a sus discípulos que estén en vela. ¿Qué significa estar en vela? no significa vivir en soledad, sino recorrer el camino de la vida con Jesús. Desconocemos el momento en que vendrá el Señor. Sólo Él sabe cuándo se terminarán los días de nuestra vida aquí en la tierra. Cuando él nos llame hemos de estar a punto, con el deber cumplido. Para movernos a la vigilancia, Jesús utiliza el ejemplo de un padre de familia que si supiera el momento en que vendrá el ladrón estaría a punto, para no permitirle abrir un boquete en su casa para robarle. Nosotros también ignoramos el día en que seremos llamados a cuenta por el Hijo del hombre. Para insistir en la misma realidad, Jesús propone la parábola del siervo fiel. La imagen de esta nueva parábola está tomada de lo que solía suceder en las familias adineradas. Estas contaban con frecuencia con varios siervos. Al frente de ellos había uno, siervo también, a quien por su fidelidad nombraba el señor su administrador, con el fin de que vigilase sobre los demás y atendiese a las necesidades de cada uno. En el supuesto que el señor se ausentase, el administrador debía cumplir con su misión y, al llegar el señor, éste la premiaría colocándole al frente de la administración de todos sus bienes. Señor Jesús, danos la gracia de estar en vela; estar atentos a nuestra tarea diaria. Nosotros no somos dueños; tan solo administradores. Seamos de verdad siervos fieles y prudentes.

 

Viernes, 29 de agosto de 2025. Mc 6, 19-29

MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA.

 

Hoy hacemos memoria del martirio de San Juan Bautista. Como resaltaba ya San Agustín, es el único santo que es festejado no sólo en su muerte, sino también en su nacimiento (24 de junio), al igual que Jesús y su Madre, María. En concreto, el martirio del Bautista se celebraba ya desde el siglo IV de nuestra era. El Evangelio que se puede proclamar en la Eucaristía de hoy (Mc.6,17-29) nos relata el acontecimiento del martirio del Precursor del Mesías. La historia de Israel pone de manifiesto que todo profeta, que hablaba en nombre de Dios y denunciaba el pecado y la injusticia, ponía en peligro su propia vida y, a veces, terminaba en el martirio. San Juan Bautista era una voz profética que llegó a tener una gran autoridad ante sus oyentes y muchos en su pueblo se convertían. Les llegaba muy hondo el mensaje del nuevo profeta: justicia para con los hombres y amor sobre todo a Dios. El programa de la predicación del Bautista era de carácter religioso y sin fines políticos; sin embargo, Herodes Antipas lo encarcela y la manda matar; ¿Por qué? El Evangelio según San Marcos, que leemos en la fiesta de hoy, nos responde a la pregunta que hemos planteado. Juan, como buen profeta, en su predicación no sólo hace análisis de una sociedad injusta, sino que sus denuncias también afectan a los gobernantes. En este sentido, le dijo a Herodes: "No te es lícito tener la mujer de tu hermano". Hay que tener valentía y ser muy libre para gritar la verdad cruda e hiriente al poderoso. Aunque Herodes lo respetaba e incluso temía al pueblo, que tenía a Juan como profeta, su esposa Herodías le odiaba y esperaba la ocasión propicia para eliminarlo. El drama está servido en molde veterotestamentario: recuerda al rey Ajab y a su esposa Jezabel, que odiaba a Elías y estaba dispuesta a matarlo (cfr. IRe.18-19). La ocasión se la ofreció 'en bandeja', nunca mejor dicho, su propia hija, al bailar en la fiesta y obtener el juramento de Herodes para que le pidiese hasta la mitad del reino (Cfr. Est.5,3.6;7,2). El gesto ha quedado inmortalizado por los artistas que reproducen tantas veces la bandeja con la cabeza del Bautista. Al enterarse de ello, los discípulos de Juan recogieron el cadáver y lo enterraron. Ni Herodes, ni Herodías han podido acallar la verdad que San Juan Bautista predicaba con claridad. Juan el Bautista es un verdadero mártir de la verdad.

 

Sábado, 30 de agosto de 2025. Mt 25, 14-25.27-28

AL QUE TIENE SE LE DARÁ

 

Jesús sigue enseñando a sus discípulos, utilizando parábolas. Les dijo: "Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que había recibido cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor". El fin de la parábola de los talentos es el mensaje expresado en el versículo anterior: 'Vigilad, porque no sabéis el día ni la hora'. Además, esta parábola supone una preparación inmediata para la descripción que sigue del juicio final. Aquel señor repartió los ocho talentos entre tres de sus siervos, no por igual, sino según la capacidad y habilidad de cada uno para negociar con ellos. A uno le entregó cinco, a otro dos y uno al último. El primero y segundo negociaron felizmente con los talentos que habían recibido y duplicaron el capital. En cambio, el tercero, por desidia y miedo de comprometer el dinero de su señor y exponerse a perderlo, enterró el talento en la tierra, y allí le dejó infructuoso hasta la vuelta de su señor. Sigue diciendo la parábola: "Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos...". A los dos primeros les alabó por su industria y laboriosidad y les ofreció en el acto el premio de su fidelidad. En cambio, al último, que pretendió excusarse con el miedo que le inspiraba el señor, le reprendió severamente como un siervo malo y perezoso, volviendo contra él la misma excusa con que había pretendido defenderse, desposeyéndole, como castigo, del talento que había recibido y ordenando que fuese arrojado a las tinieblas exteriores. En esta parábola, Jesús nos exhorta a que aprovechemos con diligencia y solicitud los talentos que nos concede para que nos preparemos en este mundo a la venida del Señor. Nos enseña, además, que cada uno será premiado o castigado conforme a sus merecimientos o negligencias.

 

Domingo 31 de agosto 2025. Lc 14, 1.7-14

TODO EL QUE SE ENALTECE SERÁ HUMILLADO, Y EL QUE SE HUMILLA SERÁ ENALTECIDO

 

La Palabra de Dios de este domingo nos hace un llamamiento muy explícito a vivir con sencillez y humildad. El libro del Eclesiástico nos recomienda sabiamente: "Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes". Son palabras que nos orientan en nuestro modo de proceder en las diversas circunstancias de nuestra vida. El autor nos habla de la humildad como algo que agrada a Dios y a los humanos. Sólo desde la humildad es posible crecer y madurar en nuestra relación con los demás, con Dios y con nosotros mismos. El evangelista nos cuenta cómo Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso una parábola, una enseñanza metafórica. Se trata de un ejemplo de la vida humana que ilumina una recomendación moral. Los escribas y fariseos, orgullosos de su dignidad, buscaban los primeros puestos. Jesús saca una conclusión llena de sabiduría: "Todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido". He aquí el modo auténtico de proceder en nuestra vida. A continuación, Jesús se dirige al que lo había invitado con estas palabras: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos". El mensaje central de estas palabras consiste en que se debe hacer el bien sin miras o ventajas temporales, buscando sólo la ventaja eterna 'en el día de la resurrección de los muertos'. Señor Jesús, concédenos participar de la única ambición auténtica: decir la verdad y hacer el bien, buscando exclusivamente aquello que permanece para siempre.